Don Feña
A: Fernando Norberto
Las chozas a la orilla del camino
prenden sus sagradas pipas, los grises algodones
se abren paso en la dócil penumbra
mientras los gallos con su aleteo y sonoro canto
nadan por los potreros con sed de sol.
Don Feña orgulloso de ser campesino
pinta sus mejillas junto al fogón
en tanto Cachupin a tiempo completo espera
su esporádica ración de tortilla.
Campesino y surco, surco y campesino
se aman, se buscan, se necesitan
diariamente la ojota deja su huella
como sello de notario
en la húmeda y enamorada tierra.
El aroma de los siempre verdes pinos
es una flor escondida que es mejor sin envase
el trino de las canoras
orfeón matinal; no necesitan director
la mano de Don Feña
caricia de los surcos no necesitan ser tersas.
¿Como no amar el campo-dice-
si allá en la gran ciudad
el miedo es una carrera de posta
que pasa de la mañana a la tarde
y de la tarde a toda las horas?
¿Como no amar el campo
si allá en la gran ciudad
el sudario que se lava
vuelve a calcar lo mismo
sin que nadie se recline?
¿Como no amar el campo
si las ruedas gritan en el asfalto
el mercantilismo arde
acallando la brisa dulce
el verso que el silencio recita?
Aquí en el campo
con un beso las estrellas
te bajan los parpados
y el gallo cantor
te da los Buenos Días.
Florida Octava Región
05/07/2017
Chile
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