Dime algo triste:

Dime algo triste:
Una poeta aprisionada en la piel
de un funcionario público,
una política de rostro cínico
que reparte corazones desgarrados
y fractura ideales olvidados.
Una soñadora encendida en su propio infierno...
¿Quién alza la voz?
¿Serán posibles las utopías
o acaso son solo espejismos?

�

��Tú tienes sueños, yo tengo metas”
murmuró él, al marchar entre sombras.
¿Cuánto tiempo he odiado esta canción,
despreciado mis versos,
sentido el rencor en mi sangre?

No pertenezco a ningún lugar
porque ese sitio aún no existe,
sólo habita en mi mente.
No puedo matar la tristeza,
en ella encuentro mi aliento.
No lucho con fusiles,
mi guerra se libra de otras formas.

Mis sueños se han vuelto metas,
lo puedo jurar.
Aprendo con la inocencia
de una niña en preescolar,
y me maravillo de lo que tú olvidaste.
Recuerdo cada instante con precisión
para revivir, sin piedad,
lo triste, lo alegre,
y aquello que me forja.

No seré yo, las utopías se desvanecen;
sin embargo, alguien soñó
las metas del presente.
No seré yo, mas alguien amará
con la fuerza necesaria,
porque tengo sueños
y cosas que tú ni imaginas.

No abandonaré este mundo
sin pelear con todos mis sentidos,
son ellos mi único arsenal.
Las emociones me vuelven empática,
iluminan mis errores
y abren puertas a la mejora.
Tú seguirás creyendo que lo haces todo bien,
y yo el año que viene,
seré otra,
más fuerte, más intensa,
la eterna aprendiz que regresa
en mil formas distintas.