Desahogo
tan diminuto, minúsculo, no te vi, no te oí, no te sentí, pero estabas ahí, justo aquí
como ver pasar un viento mientras estas dentro de tu casa, solo alcanzas a ver el rastro de los pequeños movimientos de las hojas y ramas, o los mechones de alguien pasando, sabes que paso, tu fuiste testigo pero en realidad no paso nada, nada paso solo un destello de algo que brilló pero su luz se extinguió y lo único que dejo fue un ligero paso que no alcanzo a dejar huella por la ligereza que lo acompañó.
¿Cómo es posible vivir con esto?
con este sentimiento de asfixia que afloja y vuelve apretar, termina y vuelve a empezar, que fuerza se ha de tener para poder comenzar otra vez, ¿de donde la sacare?, acaso tiene truco o es que yo soy la que le huye a vivir, le temo, tengo pavor de vivir, es este escalofrió que te sube desde la ultima vertebra hasta la punta de la coronilla y al estrellar reparte trozos y esquirlas a todo tu cuerpo, no deja rincón vacío, hasta que ha concluido, para que este sentimiento que siento y he sentido se arraigue en mi pecho como un bandido, no me deja ni lo evito, no me suelta y tuerce mi camino, camino de piedra que duele y quema, camino que yo misma he construido con malas decisiones y desvaríos, casi debo morir pero para eso primero he de vivir.
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