Daniel

Se nos fueron los años, se esfumaron
Corriendo los caminos separados
No fueron pasodobles turbulentos
Ni buenos días recién estrenados.
Fueron compendios de la Cartuja
Piel de una sed de labor obsesiva
Grises envainados en las agujas
que hilvanan la copla de una oliva.
Se nos fueron los besos que no se dieron
Y regresó la sazón con antenas de hormiga

Arrastrando el alma de un escarabajo
Que encontró muerto en la deriva.
Y se otorgaron pedestales al viento
Con orquestas de claveles bailando
En la rivera de un puño que se cierra
Se abre a corazón abierto, la mano.
Rosales de mimbre, cristal de bohemia
En voz bajita que nadie lo oiga
Repica la alondra que viene de juerga
Y nos junta en un suspiro tan fina.
Cortamos escenas que no nos valían
De una infancia ya remendada
Con carteles que muy claro decían
Huérfana en una soledad abandonada.
Se repartieron esquelas de caricias
En un sótano de muérdago
Se escondieron los besos orfitres
Que vagabundearon en huertos
Como espantapájaros en chiste.
Pero aún nos tenemos, no lo olvides
Que padre no hay más que uno
Y pase lo que pase ahí me tienes
Que el amor de esta hija vale más que ninguno!
( A Daniel, mi padre).