CONFERIDOS CUERPOS

La brava niebla que habita en este cuarto
lapida los cuerpos que se estremecen mirándose
caen los naranjos en las manos de encantos
estalla su voz en un callejón rosado,

Y pasan las horas
los gallos cantan como si repicaran campanas
la noche fue testigo del silencio que se guarda en la húmeda brasa
todo se disipa en un momento fugaz
resumidamente en caricias y cantos

en ojos y bocas tatuadas en las paredes donde la marea reposa

Todo se anuncia de nuevo a la luz de la aurora
que tímida llega para destapar cuerpos
y lamer con su susurro las pieles
ungidas y bañadas de sal.