Bulería de lágrimas negras
Como esa guitarra en cólera tropieza con tus escarceos
que son los acordes de la escarpia que afilan tus dedos,
nada más que orfanatos de muñequitas de trapo
que se columpian en las sombras de mis deseos.
Como el cohorte en la distancia de un fatuo credo.
La marejada de tus latidos patrocinó aquella redada.
La peineta de la estrella sangró la bilis consternada.
En odalisca del silencio surcó el esqueleto de mi ego.
E
en azabache de matorrales mendigó mi alma,
elencos de caricias sordas extorsionaron los añiles
el candelario de mi semblante profesó su desfile.
Para tí esta bulería de lágrimas negras:
bajo la hirsuta costura de tu párvula existencia
sobre la misantropía de los atriles en vehemencia
el hierro de tu corteza dilata las póstumas legras.
( Obra inspirada en un bebé que dejó de crecer en el vientre de una madre llena de ilusión y cuya muerte ha convertido su sueño en una bulería de lágrimas negras.)
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