ASÍ SE SIENTE, NO ESTAR BIEN.

No llegaste a mi carne, ni mucho menos a mi piel, llegaste donde es tan difícil llegar, mi alma, ese lugar sensible y capaz de estremecerse con la más mínimo de ti.
No sé cómo lo permití, no debí conocerte, porque soy de esas personas que no suele hablar con mucha gente; sin embargo llegas tú, de la nada, y te impregnas a mí, con tus palabras lograste un efecto de cariño por fin encontrado, que créeme nadie me había hecho sentir.
Me sorprende el tiempo, es tan pobre es minutos y horas, pero que abunda en recuerdos, tuyos.
Quizás esto sea tan dramático, incluso exagerado, pero no sabes cómo me libera, puedo gritar entre las letras y nadie sabrá, puedo odiar y amar al mismo tiempo, que locura.
Acepto mi debilidad, acepto que soy yo quien se ilusiona con facilidad; por eso duele, no es que me esté muriendo, pero no siento paz, siento como mi corazón se disminuye, humilla y se postra.
Quiero estar así como tú, tan fresco como el aire de las mañanas, tan “normal”, ese normal de los demás, es decir, como nada.
No es que este loca, solo soy un poco fuera de un todo, por esa razón amo también encontrar gente así.
No te preguntes por qué hago esto, a veces suelo hacerlo, pero me aburre buscar respuestas que ya están resueltas, sería como preguntarle a las estrellas: ¿Por qué necesitamos de la oscuridad para apreciar su belleza, su luz? Bueno, así mismo.
Debí entender desde un principio aquello que dijiste sobre tu “pasión por las mujeres”, pero no, siempre voy en contra de la corriente, con mi testarudez adelante, con mis miedos disfrazados de valentía; si, así soy yo, creo un mundo de novela en cuestión de segundos; y no me enorgullece, en absoluto.
La cuestión no es de que entiendas, pero si comprendas que como escultor del arte, abundamos en fragilidad, en sensibilidad, en derramar por allí un poco de nosotros.

Gracias, por leer, bueno por leerme, soy muy cursi ¿cierto?, pero amo las buenas costumbres, lo antiguo, lo que algunos en su afán de hallarse en un mundo tecnificado han olvidado; pero todo se supera y ese es mi alivio.

Autoría: Tatiana Marroquin.