Aquel ave gris

Nunca noté el canto
de aquella ave triste.
Me percaté muy tarde de ella,
al ver el despojo de su plumaje gris.
Muy de madrugada
un gorjeo agónico muy quedo, pasó
desapercibido entre cantos
de pájaros que solían reír.
Era un ave mustia como noche oscura,
tan negra, cual las rejas

de aquel bruno jardín.
Me percaté demasiado tarde de su próximo deceso,
cuando por el patio de losas azules,
por doquier regadas vi, su plumaje gris.
Alcé la mirada a mi jaula olvidada,
con mucho pesar supe la razón de la muerte
de mi pájaro aquel.
Y, es que murió de hambre, de sed, de tristeza.
Yo, no recuerdo cuando la metí en la jaula
y allí la dejé.