Amor a distancia

Aún recuerdo esa vez, estaba sentada en una sala de espera, escuchando gente quejarse, la misma sinfonía triste de siempre. Precisamente no soy nadie para juzgar la tristeza, pues no tengo magia entre mis alas. Aquel día, habitual y rutinario, todo cambió, llegaste a mi en forma de sátira, deberías haberme visto, era todo nervio demacrado, desquiciada y mierda. No quería ser interrumpida con sentimientos, si me hallaba sintiendo, seguramente les rompía el alma. Siempre parecía estar camino a la muerte, ahora estoy aquí, queriéndote, como una pequeña con su globo rojo, sin darme cuenta, sin pedir permiso, sin siquiera cometer asesinato. Sólo te tomé, como un primer beso, cerrando los ojos y sintiéndote desde allí hasta aquí. Ya no estaba a solas con el mundo, porque te sentía como carne en mis huesos, escalé el viento y descubrí la muerte envidiosa de mí y de éste fuego sometido, al final encontró como enfermarme, y el sermón hiriente llegó. Sé gritar, sé escribir, sé matar, pero no sé amar. No se me da, yo oculto clavos y me visto de cenizas reventando sentires. Quisiera destruir la distancia y reunir la inquietud de tus labios con los míos, pero ahora sólo te quedas en una visión fantasmagórica disfrazado de horas tristes. ¿Qué haré con el miedo? Sólo sonríe detrás del viento a mis delirios, esto es un desastre. Mi sonrisa está gastada, mis brazos insisten en sentirte pero es demasiado tarde, demasiado amor, demasiado pájaro enjaulado. Las flores mueren en mis manos, desgraciadamente la danza de mis poros las destruye mi corazón triste. ¿Y quién no tiene un amor? ¿Quién no llora por miedo a perder? He llamado al viento para que te abrace. Mi amor, la esperanza es lo único que nos queda.