Amaneció lloviendo
Amaneció lloviendo, y yo posada en mi café, entera, cual ente que se forma de solo una mirada.
Aunque hay sentidos que aprecio en esas gotas, que me parecen irremediablemente calidas, aunque se que helarian mi piel.
Tienen un dulce tintineo que engancha, como ese amor que dejé olvidado en el imaginar y nunca sabré, si acaso lo viera, sí volvería a seducirme con solo mi mejilla rozar.
Amaneció lloviendo y tal vez me di cuenta en este preciso momento, que siento una pena inmensa. El otro día deje desprender los largos mechones de mi pelo.
Ya no sueño con que estas gotas lo mojen, deseo que lo dejen seco, que ya yo acabe con su agonía y allí se quedó, rojo, aún casi vivo en el suelo.
A
Amaneció lloviendo.
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