Alas rotas
Me ofrecieron un sendero de luz
que me alejaría de la sombra del dolor
donde hallaría la eterna juventud
y el dulce néctar del amor.
Me pidieron que dejara mis plumas
que eran un lastre para mi ascensión
que no me elevara sobre las brumas
sino que caminara con humildad y sumisión.
M
que eso era tentación y traición
que solo escuchara su voz absoluta
y su divina revelación.
Pero al dejar mis plumas sentí el frío
que no podía calentar con sus consuelos
me faltaba algo que era mío
mi esplendor, mi fuego, mi vuelo.
Y al caminar el sendero de luz me sentí ciega
entre tantos dogmas y preceptos
no veía mi propia senda
ni mis anhelos ni mis sueños.
Y al dudar y cuestionar me sentí libre
de pensar y decidir por mí misma
de probar y conocer otras delicias
de encontrar y compartir con otras almas perdidas.
Descubrí, descarrilarse no era veneno
sino una oportunidad de crecer y aprender
que expandir mis alas era lo más humano
y que volar era lo que quería hacer.
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