AL FANGO
En tiempos de escasez,
de penuria y pan escaso,
las mocitas se vestían
con vestidos de recato,
y con amores prohibidos
para los efebos muchachos.
Ellos, de tramo en tramo,
rebuscan en los bolsillos
monedas con que pagar
Van alegres y en cuadrilla
en busca del suculento bocado,
para saber de la carne:
su sabor, olor y tacto.
Como gorrinos en charcos,
así caen sobre las aguas de charcos sucios y encenagados,
para salir de su baño,
con barro de muchos años.
No es agua limpia la que fluye:
de las espitas, de los caños;
ni fresca rosa la carne
que ofrece el cuerpo granado,
sino rancia casquería
enranciada por los años
que con cuidado perfume
se le ofrece con engaños.
Es tanta la sed que tienen,
que de cabeza van al charco,
para salir: embarrados,
sucios y encenagados.
No fue cuerpo de mujer,
lo que creyeron probado,
sino cieno de los antros
que los contaminó por años.
Conoce más del autor de "AL FANGO "