D-E-S-A-P-E-G-O
Qué difícil es comprender y aceptar que somos seres individuales y autónomos; el cuerpo físico es un instrumento que sin el espíritu se muere irremediablemente. La mente y el alma son la esencia, el fuego sagrado que nos mantiene vivos.
Saber que el amor es individual y se genera en nosotros mismos, nace en nosotros y se conecta a ciertos seres que vibran en la misma frecuencia, nada podemos hacer para remediar eso, sentimos una atracción que no comprendemos, es ajeno a todo pensamiento lógico que nada tiene que ver con creencias, religiones, razas, distancias geográficas porque son circunstancias externas a nuestro ser.
Al no comprenderlo nos produce miedo, desconfianza, deseos de apartarse.
Esa atracción mágica es el amor universal, lo vivimos, lo sufrimos y si queremos retenerlo sujeto a nuestras propias necesidades se irá. La solución es dar lo mejor de nosotros sin esperar resultados porque el amor no se organiza, es libre y por lo tanto impredecible. Entonces necesariamente tenemos que aprender la lección del desapego, abrir la puerta y dejar partir, soltar es un acto de amor, no de miedo. Amar es desear la felicidad del ser amado, que en su autonomía encuentre su propia verdad sin ataduras, sin rencores. No estaremos nunca exentos de ciertos sentimientos de tristeza, dolor, incertidumbre, debemos asimilarlos y soltarlos para lanzarnos libres para que en la creatividad encontremos nuestro propio mundo.
Tener la certeza que somos un ser completo, nadie viene a nuestra vida a completarnos, todo lo que necesitamos está dentro de nosotros y es ahí donde debemos buscarlo. Es mi criterio personal después de luchar contra mis propios conceptos erróneos del amor.
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21/04/2017
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