A la fascinación del Alma

Se me antoja recordar
a la docilidad del cuerpo;
en dirección a su musa, que avanza,
cuando se entrega al aire.
El sonido en detonación,
a la pasión que encierra
una danza transparente;
encendiendo llamas
cuando que se yergue la tarde.
R
navegar a la mar inquieta
entre agua destiladas
y un naufragio divino.
Se me antoja recordar
a la fascinación del alma,
en su arquitectura;
celeste ascensión al encuentro
a la cosecha de los amantes.
La adicción del aliento
cálido, tibio, erógeno;
que llama a la puerta,
a las abiertas sombras paganas.
De las viejas memorias
para movernos sobre la tierra;
que en trazos desdibuja
un huracán,
desatándose un vestido.
Se me antoja recordar
al reposo;
en su silencio exhausto,
tras la oscilación de la estrofa
sobre el lecho vigoroso.
Y finalmente la calma,
que me abarca
entre los labios, entre quimeras;
besar su textura,
y sonreír con el gesto
de alguien que ha pecado.
Gabriela Ponce LS

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