Ajedrez
Sesenta y cuatro casillas, entre blancas y negras,
terreno son de un duelo colosal,
dos jugadores se enfrentan sin mediar palabras francas,
comienza la contienda al escuchar la señal.
Las dos torres, cada uno en su lado,
el par de caballos indomables, luchan como Bucéfalo,
Los alfiles ocultos ni un golpe han errado,
la dama poderosa, al moverse deja su halo.
E
se esconde en su torre con el enroque.
Prudente es la suprema realeza,
la monarquía teme destruirse en el siguiente choque.
Un ejército de peones blancos sale en avalancha,
tratando de dominar el campo de batalla.
A su paso salen las piezas negras en busca de revancha,
en el centro del tablero una escaramuza estalla.
La dama, la primera en dar jaque,
siguiéndola, piezas varias se disponen al ataque,
esperan el momento en el que dar el final remate
el rey se encierra, y de pronto sufre el mate.
Dos reinos, dos imperios, dos ejércitos, dos reyes, dos tácticas, dos estrategias, dos mentes, dos ritmos, dos tiempos.
Un mundo, un universo, una partida, un duelo, un enfrentamiento, una batalla, un match, un arte, un juego, una ciencia, un ajedrez
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