Adiós.

Ya te buscaba, como el minero al diamante. Y ahí estabas tu, como siempre, radiante, ojos penetrantes y sonrisa impresionante…. y bueno. De nada servía. Si ahora te digo adiós, y si acaso te quiero todavía, aunque peor sería tenerte y no quererte, que darme cuenta que no te aprecie cuando te tenia. Aunque creías que tenias muchos defectos, yo te miraba sin complejos. Todo se convirtió como la lucha entre el lobo y el sol por la luna, uno la persigue y otro la observa desde lejos. Antes de conocerte ya te soñaba, antes de verte, te conocía. Solo con la mirada te besaba y con la misma, te hacia mía. Ahora te digo adiós, mejor vete donde te aprecien cuando hay que apreciarte, pero recuerda que nadie te hará sentir lo que conmigo sentiste, ya que yo soy el primero que llegó a amarte y también soy el primero que, como si nada, te dejo irte.

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