Enrique, la Bolena y yo

Aquí estoy, lejos de ti
tiernamente enamorada
lozana y dolorosa,
distante en mis versos libres
de solemnes pórticos
orados en las rojas piedras
de tu dorada corte
bajo el trono de nuestra arca
en ruinas que hiela
la lira del bello océano

de mi amor opacado
por el espejo desnudo y ciego
de tu ambicioso anhelo,
el perpetuar la dinastía Tudor.
Sabes, esta primavera mía
se oirá la voz angustiosa
de mi flor mas pura
coronada sin coronas en su frente,
primogénito de mi ilusión más bella,
sangre de la que vives en tus venas
ausente en mis lampos tiempos
de mujer cortesana,
siempre detrás del pórtico
en los altares de la Bolena,
de largo y fino cuello
devorado por aquella hacha
de injusticia adultera
en silencios francos.

Aquí estoy, nuevamente
lejos, libre de ti.