Acaso no te ha pasado...

Acaso no te ha pasado,
alguna vez en un bar
o en una estación del metro
o tal vez
simplemente caminando por un parque,
no te ha pasado que has quedado prendado
de una figura desconocida
que deslumbra entre todos los demás.

No te ha pasado

que te quedas sonriendo como un bobo
esperando la sonrisa que establezca el pacto
y cual milagro el gesto llega
te armas de valor y le pides su número
mayor es el milagro
pues toma tu teléfono
y deja su contacto.

No te ha pasado
que aquél valor se esfuma por lo pronto
porque te bajabas en la siguiente estación
o porque doblaron la esquina en direcciones diferentes,
descubriendo al valor siendo empujado por la adrenalina
y nada más
y ahí te tienes
con su número en la pantalla del celular
sin saber qué más decir
cómo seguir con la tortura de la conquista
porque, digámoslo: es una tortura.
Un placer
sí
pero uno tortuoso.

No te ha pasado
que te inventas conversaciones completas
años de vida
cada vez que tienes insomnio
guiones de teleserie de principio a fin
donde ella, aquella chica del parque,
es la protagonista de tu historia de amor
pero aún no sabes qué decir por el maldito WhatsApp

No te ha pasado
que te has pillado a ti mismo
escribiendo un condenado poema
dónde escribes de metáfora
todo lo que sientes por la chica del bar
todo lo que no te atreves a decirle
pero que se lo dirás
algún día
¡y estás seguro que se lo dirás!
algún día
ese momento en que concretan una primera cita
que costó un mundo llevar
y no porque no quisieran
sino por temor

¡Qué pedazo de cobardes!

Pero, al fin y al cabo,
no te ha pasado
que has terminado por salir
con aquella chica del metro,
del parque
o qué sé yo de dónde la conociste,
y que a los dos el valor les sobró
las palabras no hicieron falta
y fue su mirada
y fue la tuya
y fue tu sonrisa
y fue la de ella
no hizo falta nada más

¿Historia con final feliz?
Nada,
sabes que tienes seguir viviendo la historia
y mientras dure…
pues bueno…
¿Acaso no sabes?

¿Acaso no te ha pasado?