¿Y qué?

¿Y qué si no te han hecho feliz como te lo mereces? ¿Acaso no tengo una vida para lograrlo?
¿Y qué si no te han dicho lo hermosa que te ves cuando, risueña, corres en el jardín? ¿Acaso no tengo yo ojos para admirar tu candorosa belleza?
¿Y qué si no te han cantado siquiera un soneto bajo la luna plateada? ¿Acaso no tendremos miles de noches para declamar las poesías más sublimes que se han escrito a la luz del amor?
¿Y qué si han juzgado tus errores sin darte la oportunidad de enmendarte? ¿Acaso no estoy a tu lado, amándote conforme más te conozco?
¿Y qué si no te han besado con ternura en años? ¿Acaso no soy yo quien te haré mujer cuando el humo del cigarrillo desborde la copa de nuestra pasión?
No sufras, mi niña, por un pasado sin amor. Vive, conmigo, un presente de ensueño, aquí, en las orillas del mar, donde tus lágrimas serán arrastradas por las olas, y tu espíritu será libre, como lo anhelaba desde hace decenios...