Y luego tú.


I
Entre los reinos del hombre.
Se ven incontables cosas.
Algunas ya muy famosas.
Algunas, aún sin nombre.
Y no hay nada que me asombre.
Como en algún tiempo había.
Pues te tengo noche y día.
Para poder admirarte.
Y luego tú, Venus mía.
II
Pinta la naturaleza.
Con pincel extravagante.
Líneas súper elegantes.
Trazos con gran sutileza.
Figuras de gran belleza.
Y de excelsa simetría.
Y al pintarte se pulía.
Pues plasmó la más grandiosa.
Están las flores hermosas.
Y luego tú, Dalia mía.
III
Se dice que en el Olimpo.
Viven los dioses gloriosos.
Yo los presiento envidiosos.
De todo lo que es distinto.
Y temo en su laberinto.
Busquen atraparte un día.
Pues en su mitología.
No existe idea tan selecta.
Están sus diosas perfectas.
Y luego tú, musa mía.
IV
Regálame Cronos tiempo.
Para vivirlo con ella.
Pues no sé dicha más bella.
Que cuando su abrazo siento.
Vivo musitando al viento.
Cosas que nadie creería.
Solo un loco entendería.
Mis delirios, mi razón.
Pero desde el corazón.
Grito con algarabía.
¡Existe la perfección.
Y luego tú, Poesía!
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