Universo que me impera ignoto
De las futuras complacencias,
el azar del camino
y un suspiro abierto;
refugio grácil de mis visiones
sobre las palmadas hojas.
Sujetar los escritos
que establecen mi nido terso,
para revivir en los meses aperlados;
donde vertí la odre interna
Pretender olvidar
tan vasta caricia inferida,
para volver al aliento consumido
largamente soñado.
Un pulso que la mente lacera,
en los vivimos manantiales
y la vehemencia del denuedo.
Aquel brebaje…
¡Promesas del paraíso!
que retorna en un insomnio
con el sol en lo alto,
y los ataviados alabastros
del labio que canta.
La alterada mar;
líquido elemento de lava,
del interés absoluto por desplegar
cada ventana del verdugo recuerdo.
Propugnar descifrados disturbios
en cada quiebre de los mundos de arcilla;
y el rubí extraído
del Universo que me impera ignoto.
Alma libre del néctar,
dispersa entre los litorales
del lapso que duerme impío;
en cada dintel de lo divino.
Os dedique letras
que jamás nadie escribió;
con ello… la existencia,
en lo eterno,
cobra sentido.
Agosto 23, 2016
Autor: Gabriela Ponce de León, La dama azul
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