UN ÁNGEL PARTIO
Tenía apenas once meses,
Y el 521 le correspondió,
En esta ruleta de la vida,
Donde la suya tan pronto perdió.
Una mano fuerte lo acarició,
Como el felino que juguetea
Con su presa y después la devora,
Esa misma mano la vida le quito.
E
Y seguirá siéndolo por siempre;
Como el Cristo, así sufrió, así pagó,
La transparencia de su rostro,
Y la inocencia de su corazón.
Con la presión en la garganta,
Fue cortado el brillo de sus ojos,
La alegría de su cara inmaculada,
Y dejado aquí, a una madre destrozada.
De sus brazos lo arrebataron,
Como el huracán enfurecido,
Que arrasa todo a su paso
Sembrando la tragedia.
Así nació la tragedia de Ivonne.
Luis Santiago era su nombre,
Y el pueblo indignado lo reclama.
Pero, ya se extinguió aquella vida,
Que dejó encendida aquí una llama.
Como dice Dios en su palabra;
“La parábola del grano de mostaza.”
Con la muerte del niño tan pequeño,
Nace también en el mundo una esperanza.
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