Tus Memorias del Campo.
Ve a la cosecha con tu madre,
Atesora cada momento y llena la canasta.
Los borregos olvidan el andar ocioso de las nubes,
Y el zorro es el único color del otoño que queda atrás.
Pues, el tronco agujereado está rebosando jarabe,
Y
El musgo da vida como puede quitarla,
Y yo, estrujado contra el horizonte de tu costado tierno,
Le encuentro sentido, orden y paz al campo salvaje.
Porque las frutas se están amontonando,
En la sombra obesa del árbol torcido donde jugabas de niña;
Y mirábamos los secretos del lago oscuro.
Porque el cisne nos miró incrédulo desde el agua,
bajo el reflejo inerte del advenimiento del sol,
cogíamos el rojo fruto con las manos,
y tu mordías algunos con soltura.
Aquel roedor marrón roía las semillas,
Y el tono beige se encendió.
¿Qué sabe el pastor del paso del tiempo sin la beldad de la luna sobre su cabeza?
¿Se divierte el perro al correr tras las ovejas?
¿Y serás tú la flor del campo?
Estoy regando las semillas, y he colmado el cubo al pie del molino, donde te desvestías para lavarte.
Como si una rosa se quitara los pétalos, como si el áspid se entregara al halcón.
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