TU EFIGIE
2017 Feb 16
Poema Escrito por

Me desnudo sobre tus labios cansinos,
preguntándole a tu aliento inundado
de canela, qué buscan en el silencio,
cuando ya mi boca no pronuncia tu nombre;
ora destilando el vino amargo de tu despedida.
Un ibis con historias de desiertos,
se posa en las franjas del amanecer
y mi oscura soledad se describe
como jeroglíficos de dudas.
La cartografía de tu cuerpo,
por un Garcilaso, envejecido en el olvido.
Allá, en la llanura, donde el gaucho teje sueños
tú, naces en el rocío de la estancia, con el arroyo festivo
de una tarde de abril y la alquimia
que el sol funde con la luz de los astros.
Al sentir el plebeyo viento que arrebata tus aromas,
tomo de Gaudí la genialidad y de Bachot
su cincel para trazar con maestría bohemia,
la arquitectura de tu rostro asturiano.
Encuentro, entre las olas de la oscuridad
un espacio de moho y fiebre,
donde el delirio, y el hambre por tus besos
se confunden como el enrejado,
de una celda macedónica
que guarda las reliquias,
de un condenado por sus creencias.
No quisiese ser recluida en la Bastilla del abandono
por tus beldades que me obligan a sacrificar
mi antorcha de amor, avivada en la indiferencia que exudas
cuando por mi diestra te pavoneas con oreo elocuente.
¡Mírame, cómo estoy de enajenada
en la intemperie de tu adiós!
Te busco en los espejos que brotan de las cascadas;
en una canción cíngara;
en un aria de Biset;
en el estrépito de la lluvia al rimar con las piedras;
en los versos perdidos de Wang Wei;
en la eternidad que discurre entre los faraones
y la sombra de tu efigie, acrisola en el estandarte
de una Cleopatra vencida
por los lauros de Marco Antonio.
Yaneth Hernández
Venezuela
Derechos reservados
2017 Feb 16

Yan
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