TODO Y NADA

“TODO Y NADA”

Si pienso en lo mucho que me has dado, puedo decir que lo tengo todo, si, todo. Una hermosa casa la que tanto soñamos con todas las comodidades; amplia, con muchas habitaciones donde los niños tienen su privacidad, la tecnología de compañera y apoyo para sus estudios. Mientras ellos se están desarrollando muy bien cuido su alimentación, sus proyectos para el futuro, sus deseos y todo lo que esté a mi alcance para dárselos.

Pero no dejo de pensar en todo lo que me das, cada día estás preocupado por trabajar y mantenerme “contenta”, sin embargo ¡no tengo nada!
Amor no es un reproche, es una realidad que me tiene ofuscada, deprimida, desorientada. Siento que los años pasan y me veo al espejo pensando si aún despierto algún deseo en ti, si la televisión, el fútbol resulta más atractivo, que verte en mis ojos. Ya sé que no soy una jovencita irresistible ni pretendo serlo, sé que me ha crecido un poquito la pancita, y que algunas líneas en mi rostro se han alojado para no marchar, que ya no tengo tanta obsesión por los maquillajes y por verme bonita para ti.

Amor sé que te has esmerado por que nada falte en casa y pienso si estarás contento con todo lo que has logrado, yo estoy muy agradecida de veras, sin embargo algo siento que me falta, pienso que si te lo digo pensarás que soy una mala agradecida o no sé tal vez te encierres en tu mundo y olvides el tema, o quizás sigas ensimismado, escondido en tu individualidad, donde yo, ya no encuentro cabida.

Errores hemos cometido los dos, estoy consciente de eso, por mi parte creo que siempre he dejado que dispongas de todo, como si yo fuese una hija más para ti y acatando órdenes disposiciones y dándote la razón en todo. Te he dejado ser proveedor, dueño, amo y señor, nunca te he desobedecido porque es el modelo que aprendí o tal vez tuve siempre en mi subconsciente. Amor estoy planteándome la vida de nuevo pensando, meditando, divagando. De pronto me doy cuenta que lo tengo “todo” y no tengo “nada”.

N

o soy feliz en la cama, donde nació nuestro amor y no me refiero solamente al sexo, que es parte importante, si no, al cariño, a las miradas cómplices de nuestro querer, esas que de adolescentes nos hacían sentir esas cosquillas en el estomago, aquellas caricias que de solo recordarlas me erizan la piel.

La cama lugar dichoso donde le dimos vida al amor que nos profesamos, esa cama que añoro tanto con sus placeres desmedidos, donde pienso que me faltaron cosas por disfrutar, por aprender, por descubrir y vivir junto a ti.

Me lo has dado todo y no tengo nada, si amor, no tengo una sola palabra de amor, ni un te quiero, todo es rutina; te levantas como un autómata trabajas a diario, vuelves todas las tardes después de cenar te encierras en el dormitorio, noticias, fútbol y ¿tu mujer? ¿tu pasión? ¿acaso murió y no me enteré?

Sabes quiero huir, si, dejar todo lo que me has dado, la casa, los hijos, a ti, estoy muy cansada de la rutina, de tu indiferencia, de tu mutismo de mi soledad, me has dado “todo” amor y siento que no tengo “nada”. Los niños están creciendo, van por sus sueños, alcanzando sus metas, tienen sus propios proyectos y pronto emprenderán el viaje a su propio destino. Harán el mismo viaje que hicimos nosotros y cuando ya no estén, ¿has pensado que será de ti y de mi?, probablemente sigas en tu mundo, pero yo no quiero esa soledad que abruma para mi, es verdad, antes nunca te dije nada, siempre has sido tan callado, será una característica normal de los hombres no lo sé, solo pienso que tal vez debí decirlo antes para que siempre me vieras completa, mujer, amante, esposa, madre y amiga; pero, me doy cuenta que fallé, amigos nunca fuimos…

Pienso si a estas alturas podríamos recuperar algo de lo que se nos quedó en el camino, aún te amo, no sé tu, si al menos pudiera saber lo que piensas, si alguna vez te acercaras a mi, con el mismo amor de antaño, me acariciaras con la misma dulzura del ayer y tus ojos fueran solo míos, no sé, quizás, tal vez, saldría el sol para nuestro ir y venir, podríamos tomarnos de la mano y recorrer las calles de nuestras vidas amándonos como el primer día como la primera luna, ¡ay amor!...
Me lo diste todo y no tengo nada, si me hablaras, si me dijeras, o si tal vez me preguntaras…

Podría decirte tantas cosas y esperaría oír otras más, no obstante estas tan lejos, casi inalcanzable que prefiero huir, perderme en el mundo cibernético hay veces que encuentro mas calor en esas lejanas voces que de tus labios un te quiero.
Por eso vida si me oyes alguna vez quiero que sepas que agradezco todo lo que me has dado…
“TODO Y NADA”…