TODO SE PAGA

El día que me dijiste:
-abandono mi insistencia-
supe con gran impotencia
lo mucho que me quisiste,
tanto que tú te rendiste
a ese amor que me jurabas,
que me querías, que me amabas
y yo orgullosa no ví;
que mi alegría está en tí
y sólo te despreciaba.

Y

aquí mi orgullo cobrando
lo que te hice sufrir;
pasa el tiempo sin sentir
un cariño suave, blando
y mi amor se va agotando
en la espera de la nada
y llega la madrugada
y el sol gentil aparece
y mi cama permanece:
triste, oscura, desolada.