TEMORES E INQUITUDES
Cuando contemplo con fascinación
ese gran escenario incomparable
de nuestra madre la naturaleza;
compruebo que interpreta su función
cada cual con su sello inimitable.
Para lucir su efímera belleza,
sabiendo con certeza
que sus pétalos pronto se marchitan;
su humilde aportación hacen las flores
y a alegres despertares nos invitan
sin que nada perturbe su existencia.
Y todo me conduce a la experiencia
que estar mortificado es pernicioso;
pues ser de una amenaza prisionero
que ni gozar siquiera nos permite
si se muestra el destino generoso,
pensando que no sea duradero
y por tanto, la dicha se limite.
Que a veces resucite
aquellos ya enterrados sufrimientos
temiendo que nos vuelva a acontecer
al ser esclavos de los pensamientos;
es algo que nos llega a enloquecer.
Vivir cada momento es lo seguro,
que el ayer ya se ha pasado, y el futuro…
¿Quién puede anticipar el porvenir?;
pues fuere lo que fuere, necesario
será con dignidad hacerlo frente
y tu solo podrás intervenir.
La vida es convertir en un calvario
sumirse en la zozobra permanente.
Alejo de mi mente
aquel macabro verbo intransitivo;
porque pensar en él me desespera
y me tortura el alma sin motivo
puesto que el alma es imperecedera
y cambia solamente de morada.
Jamás podrá morir, morir no es nada.
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