Te lo juro.

Te lo juro.

Te juro por la gloria de mis padres,
-aunque sea pecado decirlo y
esté mal visto hacerlo-, que jamás
pronunciaré tu nombre ni andaré por
la senda de tus pasos…, ni soñaré
con tu cuerpo, ni con el brillo de tus
ojos, ni con tus senos, ni con tus
besos, ni con tus manos.

T

e juro que jamás te escribiré
más versos, que no ocuparás mi alma,
que no serás dueña de mis sueños, que
te cerraré las puertas de mi mente
y las rejas de mi pecho…
que te apagaré el cerco de tu aura,
las llamas que me queman, el fuego que
me invade… que jamás extrañaré
tu ausencia, que cambiaré la estrella de
mi norte, el escorzo de tu sombra,
el contorno de tu imagen.

Te prometo, que empezaré otra vida,
que atizaré la lumbre de otros lares,
que dejaré de soñar con paraísos
imposibles: con noches de pasión,
con besos y caricias, con edenes
tan lejanos y distantes...

Te lo prometo solemnemente
hoy…, aunque quizás perjure y vuelva a
pensar en ti mañana: como lo hice
siempre, como lo hago ahora, en este
mismo instante.

Autor: Francisco López Delgado.
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