SUPLICA

Sentada frente a mí

desnuda y solo huesos penitentes

me habla de su sombra
absurda silueta de otras sombras

su hábito cuelga del techo
(capuchón sin rostro ahorcado en silencio)

l

os párpados cerrados me suplican
que acceda sin disputa al homicidio

(la muerte no puede suicidarse)

rinde la frente y me sugiere
un plomo de rodillas en la nuca

la despido con un gesto de mi lengua
un chasquido brutal e irreverente

dispone la soga que me asigna
y de luto cubre su frágil armadura

(no tiene sexo ni ano ni pelo ni pezones)

-alucinas -susurra-
e indigna mi cabeza afirma
con la sonrisa idiota del viajero

(el humo de mi boca hurga en su boca)