Sucedió que te miré

SUCEDIÓ QUE TE MIRÉ

Y sucedió que te miré desde los límites que permitieron tus miedos,
irreverente y curiosa me atreví a rozar las orillas de cada temor
que asomaba por tu alma,
quise secarle a uno la lágrima que comenzaba a surgir,
pero quizás mi pañuelo le dolía a tu pasado,
quise abrazar a esa tristeza que te tiritaba hipotérmica en los ojos,
pero tus pupilas me gruñeron y temí que el calor de mi amor,
no tuviese la temperatura requerida,

y detuve a mis manos a tres cuartos de camino…
me senté al costado derecho de tu dolor… y lloré con el…
tal vez, mi afán obedecía a la impetuosa necesidad
de demostrarle que mis heridas
tenían relación consanguínea con las tuyas,
que compartían miembros de su árbol genealógico,
que si las dialogábamos podríamos descubrir
que habían luchado a la par en el mismo campo de guerra
y que nuestras cicatrices tenían el mismo proveedor…
No sé si algún día comprendas que tan sólo quiero
poder cambiar los vendajes que llevas en el alma,
y hacerte entender que el bálsamo que se produce en tu boca,
lleva los químicos justos para sanarme las grietas
que han ido formando surcos profundos en mi historia…
sucedió que te miré… y supe con tan sólo mirarte,
que llevabas la justa medida de suspiros
para llenar los vacíos de mi pecho…

Gema Sánchez
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México.