Sombras de cuneta.

La tierra se enciende con mi voz

mientras en mis manos se levantan

una lluvia de balas y silencios estridentes.

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En las carreteras a Víznar,

las sombras del asfalto

a

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Se me arranca el grito de búsqueda,

pierdo el sentido de mi auxilio

y la impotencia envuelve el paso de los huéspedes.

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Lorca,
Arcolla,
Galadí
y Galindo.

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Nombres grabados en la piedra angular

de la historia española,

manchada de sangre gris.

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Pero son simples sombras

cuyo recuerdo no conviene

en las calles franquistas

que conmemoran esta mierda de país.

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Así que seguid enterraditos

durmiendo en vuestras cunas de cal viva;

que desde lo más profundo del suelo,

lloraremos pirámides de sal

con tal de que os saquen de la tierra.