Signo de entes


Lo cierto es,
que, pagada toda deuda
la necedad ocupa.
Signos de los entes
cargadas las maletas
sin diálogos, ni carne.
Ahogado lo cotidiano,
fracturado al cierre
¿Podéis sentir aun el eco?
El vientre muda
en la hendidura de un daga,
descendida la razón.
Los discursos fatigados
se repiten solitarios e inevitables.
Vuestro flanco herido
teñido de escarlata,
con tanto orgullo.
Ausente en la estadía del recinto
mostrada la desgajada tierra,
en su inestable magma.
¡Nada conoce vuestro nombre!
Tan solo una colmena de abejas agitadas
oscilado en la interrupción.
El latido del tiempo, muda
sediento al apéndice estertor;
y a la sombra como guía,
empuñada la ráfaga de viento que todo borra.
Suficiente… ¡¿quizá?!
El abrigo de un rostro que miente,
y las fanales vaciadas
donde reinaban las mieses.
Durante el tedio,
habéis conmovido con vuestras
profundidades sombrías;
engañoso decoro en su flanco.
Surges del abismo y del crimen
por ello, la antorcha
se desliza a cada instante del pasado.
¡Arda en llamas todo oleaje!
Ardan los ruidosos puertos,
ante el frio que complica las cosas
y la humedad del aliento que se mezcla.
Aquí, el tragaluz se tejía
cual baile resplandeciente
hacia la lejana colina.
Hoy, el estanque de peces
prolongadas las redes,
condena glaciares que rugen
ante el hastío.
Vos debía saber:
¡He sobrevivido a todo
incluso a mis peores decisiones!
Por ello, puedo seguir y vivir,
cual sea mí completa voluntad.
*
Agosto 8, 2022
© 2022 Gabriela Ponce- La Dama Azul
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