SE DESPEINA LA MAÑANA.

Me quedé donde se queda
la brisa atada a la aurora,
donde el Sol sabio atesora
la mañana que se hospeda
con su rocío de seda
abrazada a la sabana;
su despertar que engalana
al paisaje seductor
cubriéndome de rubor:
¡fué mi corazón su diana!

A

trapada en ese instante
donde el Sol rompe la niebla,
donde la hojarazca tiembla;
allí me sentí gigante,
un entorno alucinante
robó mi décima ufano,
se ató muy fuerte a mi mano
regalando su sonrisa
que me llegó en suave brisa
como embrujo de gitano.

Y me quedé donde queda
el corazón suspendido;
donde el verso está rendido,
donde la pasión se enreda
en el amor que se hereda
por la fuerza poderosa:
levantó el velo "La Diosa";
se despeinó la mañana
y por su cabello emana
olor a yerba y a rosa.