Rojas Gacelas y Ángeles grotescos.
Envuelto entre llantos y tantos pesares,
recuerdo momentos que nunca viví.
Son casos inciertos de tres bulevares
que en algún momento recorrí.
Cuando estos ebullen en mi mente
yo desfallezco
y entre corrientes de sangre
desaparezco.
Sangre que viene de todas partes,
con rojas gacelas y animales montescos
que gruñen y tiemblan al verme pasar.
En ciertos momentos
de cansada vida,
surgen ellos inciertos
en gran estampida.
Soltando semillas
que en grices piedras
pálidos lirios florecen
y del smog de mi alma se compadecen
Absorven miga por miga
lo que a mi corazón hostiga,
absorven la luz furtiva
que a mis ojos fatiga.
Y en ciertos momentos se alejan
ampliando el hueco, el vacío
llevandose la muerte, que tanto ansío
aquella que tantos festejan
pero yo miro con hastío.
Luego a lo lejos el orden chilla
con guturales eleva sandeces
conviertes arboles amarillos, y el aire enrojeces
de su boca escupe piezas
que enloquecen a la gente
siendo problema consecuente
la mofa y lujuria
que aglutina su mente.
Con rostro inexpresivo
hacia mí desprende
el terror furtivo
del fin de lo instintivo
que a la paz conciente.
¡Llamo a las rojas gacelas y animales montescos!
¡Regresen y siembren la muerte!
¡Surtan de sangre y caos inerte!
Espanten el orden de ángeles grotescos
que nutren de inercia y buena suerte
las raices de mis arboles gigantescos
que se pudren en esta vida decente.
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