¿Por qué callas?

¿Por qué callas?
El incendio acoge robles descuidados,
desafortunadas las miradas cenizosas
y la ruca placentera converge ahogados
en su misma parada o en los cauces violentos,
sopla el viento a ciegas la marcha de los navíos,
algún enemigo cayendo con las hojas
o algún verso nadando sobre sangre.

¿Por qué callas?

Aún el sol descubre las manchas
y el desgaste descosido del rostro,
a menos, que hacia afuera un antifaz
proyecte un loto flotando en el río,
hay piedras corrompidas en la corriente
ocultas en el lado opuesto, de ti,
de tu soltura y de mi petulancia,
intuye el volumen de ceniza atrapado
en los surcos enamorados,
algún aviso vendrá con el timbal de las agujas…

¿Por qué callas?
haces daño a la cordura,
a los anhelos prohibidos,
el brote en la caliza pende de un hilo
como la esperanza truncada en una soga;
el secuoya se nutre de su dolor, de la inclemencia,
del invierno que interviene los huesos,
yo no…

¿Por qué callas?
A estos versos mudos los devora
la calma intrínseca, y las violetas forjan silencio en tus labios
de mar cerezo, a oscuras y a sus anchas el firmamento
descose tu boca como perlas inexploradas,
el llanto cetáceo resurge entre mares mustios
de mis noches, de tu esencia escondida,
y tu cabellos voraces aprisionan el misterio
como una caverna oculta del tiempo,
de ti, de mí, de nuestra frágil cordura…