Poetisa sin canción de penas


En el agasajo de tu vida,
allá en la quietud de voces soñadoras
he llegado a brindar de tu gozo
al alzar de la copa de espantoso talento,
poetisa sin canción de penas
enredada entre collares de bondades
por las olas de los corvos y espadas caídas
bajo la perfección de tu pluma
que sólo ama aquel triste paraíso
donde se alargan los abismos de amistad
Tu arte es lindo,
aunque debo residir como muerta
humedeciendo mi cuerpo con la raíz de esponja
en la tierra siempre robusta,
cual peona bajo el vergajo
de tu herencia irresoluta
mi ama, siempre mi señora,
¡Ayyyy de mi si abro el cielo de mil estrellas!
mis palabras alharacas caerán en las mejillas
del omnipresente pastor junto a su feligresía,
sus lágrimas de sable torvo
estancaran a la fámula galana y revoltosa
que hay desde mi mar hasta mi tierra.
Deja dormir en la tierra oculta
a esta vieja pluma tosca
que el tiempo la sepulta
mientras sucumbe en paz en tu mano de brisca.

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