Poesía regalada

Ábranme almas el horizonte, que llevo la semilla
Así como una paja en el pico de un ave afanosa.
No se queden ahí rezando a sus deidades,
Muevan el Olimpo y cocinen el frío.

De todas formas yo soy libre.
Y no hay quietud que tiña el celaje mejor que mi tierra.
Intenten atraparme que yo me escapo por el equilibrio.
Esta ceniza roja no es más que una mancha sagrada.

S

oy la mejor posibilidad, así como este mundo.
Hambrientas mariposas de navidad soleadas
Con rodillas carnosas que no saben hincar.
Pendo de mi sonrisa como un ventolero de montaña.

Así me disuelvo en la luz.
Consumiéndome por mis ojos.
En la cima de mi historia,
Con las hojas como piel.

Costa Rica.
21/Diciembre/2016