Poema 2

No hay cuerpo,
No hay causas de muerte,
Ni gritos,
solo un eco espeso,
Pero habrá mi adiós estruendoso
Habrá mi dolorosa psicofonía:

Tu llegada fue brillante,
con la deslumbrante promesa,
dijiste que valíamos el esfuerzo,

luego, como un juego de palabras, añadiste:
“no pensé que lo tomarías en serio”,
y lo convertiría en metáfora
pero no las entiendes

Ya no siento tus rulos,
ni el pulso de la vida que solía irradiar,
Tu llegada fue inusual
te fascinaba mi intensidad,
luego, como un abrupto cambio de marea,
despreciaste esa misma intensidad.

Dijiste que podíamos ser un para siempre
pero olvidé que te asustan los para siempre
Me convertiste en tu creyente,
la más ferviente
Luego, como una sombra,
Desapareciste.

Ya no siento tus largos brazos,
Ni los agostos en tu blanca ciudad.
Llegaste como calor de verano
pero olvidé que odio los veranos
Que brillante entrada tuviste
y que triste final me ofreciste.

Los opuestos, por muy magnéticos que sean,
se hunden en el silencio sepulcral,
y te juro que te ofrecí el último susurro,
sabes que lo intenté,
sabes que te amé,
hasta que tu ausencia,
como un peso abrumador,
superó la lápida que sepultó nuestro amor.