OJALÁ DIOS QUIERA

2017 Sep 03
Poema Escrito por
JUAN CARLOS CADENA

Cuando se marchan para regresar después de siete, ocho o diez años uno seca las lágrimas y se consuela diciendo: tienen una vida mejor en tierras lejanas; pero nada compensa el dolor y las cicatrices que dejan en el alma, en el cuerpo pero sobre todo en el corazón aquellas despedidas hasta un próximo encuentro incierto.
Acabamos nuestras vidas en duros trabajos que al final no resarcen en nada ni la necesidad peor el sufrimiento; nos alejamos de quienes tanto amamos para, según nosotros, arreglarnos la vida pero lejos la tenemos más descompuesta que en nuestro terruño querido y no tenemos un hombro sincero sobre el cual llorar porque ningún abrazo es tan cálido como el de nuestra gente; por más que vivamos décadas seguiremos siendo “los extraños” y jamás se convertirá en patria nuestra ninguna nación por más desarrollada que sea ésta.
Para una madre no hay peor momento que el de la despedida de un hijo, no hay médico, ni medicina que cure las dolencias del espíritu, un espíritu resentido, un espíritu que no entiende la razón del adiós y sólo llora y sufre…
Aunque hagamos terapias, ejercicios y dietas, el cuerpo nunca se recupera de estos eventos tan dolorosos, la mente es nuestro peor enemigo, nos juega sucio, es como la sal en la herida abierta, duele, no sana y corroe como el óxido en el hierro al corazón más resistente.
Ten presente hermano mío que en cualquier lugar, si no trabajas, no comes, nada es gratis en ninguna parte, ni aquí ni a donde vayas, el jardín de Edén es sólo una utopía, sin embargo, el sufrimiento puede ser peor porque lejos de los que amas todo se agudiza
A un hijo jamás se lo sustituye por los lujos o el dinero, una madre es feliz sintiéndolo cerca, ella nunca abandona su instinto de protección y puede, incluso, acabar su vida por cuidarte así que no pienses que al enviar tus monedas ella estará bien, el dinero no lo compra todo.
Las familias son para estar juntas, una golondrina no hace verano en ningún sitio pero la soledad puede quitarle hasta las ganas de volar.
Hoy te vas, mirando como la sombra de los años ha pasado por todos los que dejaste, incluso por ti. Las lágrimas que en esta despedida se han vertido, han sido muy amargas, han mojado no sólo las mejillas sino ese lugar que, no sé cómo se llama pero es muy oscuro y recóndito, donde el dolor se queda para siempre porque seguramente te asaltará el mismo pensamiento que a todos en este momento: Ojalá Dios nos dé una nueva oportunidad para volvernos a ver.

2017 Sep 03

JUAN CARLOS CADENA
Desde 2017 Mayo 27

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