No hay

Ya no quedan,
se fueron,
se fugaron:
los miré abandonarme,
sonreír desde el pórtico
los vi irse riendo
y a la vez cabizbajos.
Cabizbajos a causa del fracaso
riendo porque saben que habrá otros,
sonriéndose entre dientes,
Los he observado huyendo
ellos que siempre fueron compañía,
ellos que nunca me dejaron sola,
ellos que perseguían hasta mi sombra.
Los he visto marchar con su arrogancia
un poco herida, es cierto,
pero aún manifiesta,
insinuando volver,
prometiendo venganza,
jurando que el final no ha acontecido.
Pero no saben que aun cuando volviesen
no tendrían lugar donde hospedarse,
no alcanzaron a ver que los vacíos
dejados tras su peregrinación
comenzaron tan pronto a abastecerse
de alternativas piadosas y aquiescentes.
No entendieron que no por voluntad,
ni por considerada cortesía,
ni por mínimo atisbo de consciencia,
y ni acaso por prevención divina,
sino por situación de desempleo,
por cordial invitación al desalojo,
por conveniencia propia y pusilánime,
debieron emigrar como esquimales.
No están, ya no los veo, ya no duelen.
No son, no quedan más, se fueron todos.
Vos los corriste y a vos te obedecieron.
Ya no viven conmigo, ya no hay.
Aquellos miserables
…ruines…
miedos.

Conoce más del autor de "No hay"