Náyades.

Oh! náyades entre fuentes confundidas,
no desangren el dulce veneno en mis rios,
no contaminen de hermosura el profundo
de la oscuridad.

Callen mis ecos en la lejanía,
desentierren mis huesos y pártanlos
que ya no corroe ningún dolor carnal en las fiebres
de mis días,
aparten las rosas de mi tumba que el corazón

Oh! si tan solo pudiese volver el
tiempo atrás le pediría olvido
a mi madre para no volver a fraguar en mi condena
errante.

Me he pedido perdón desde el
eterno sueño por la postrera
desdicha que le di a mi
inocente alma.

Me disculpo con mis palabras por
no lograr ponerlas feliz,
últimamente me quebranta el existir
y el padecer no tiene riendas en mi.