Navidad en Madrid

Mientras en la vitrina decido los regalos,
el estómago se queja, monstruo peristáltico.
Siento la nieve que ciega los ojos del caballo,
la nieve que faltó a las trescientas noches estivales
que el murciélago auspició sobre Madrid.
La ciudad aniquiladora, alarido brutal,
distorsión falaz de la mente humana,
ensombrece el ceño del hombre honrado,
llora por el futuro racional de los humanos;
el héroe de Carlyle se sabe impúdico, marrano.

Por los caminos de la modernidad,
llego a la nada que me espera, sudado escapulario.
Con reverencial temor fumigan mi aseo ancestral,
el orinal del loco, esta realidad sin cordura,
voceada en el chaflán por ciegos que venden lotería
y peatones que gesticulan entre coches asesinos.

("Ordalías del nuevo ciudadano")