Navegando el 2025 como orca con su crio
A los que por privilegio nos ha tocado asistir en vida a un cambio de esta Colombia, testimoniamos que sobrevivimos a terremotos, cambios climáticos, gobiernos de derecha, izquierda, al Covi 19 que se llevó nuestros amados viejos, y ahora por fin, divorcio sin causal alguna, simplemente porque el mismo deseo que acompañó la unión, ahora motiva la separación.
¿Cuántos cambios vendrán para una humanidad que envejece y que la tecnología la le ha robado la mirada al cielo para tenerla atrapada en redes sociales, tras un móvil o celular? creemos y nos venden la idea de que somos más libres, poderosos, independientes, que tenemos mejor calidad de vida que las generaciones que nos precedieron, pero ahora que estamos pasando la resaca y catarsis de la navidad del 2024, nos encontramos más llenos de cosas, pero más vacíos, entendiendo que la felicidad es sólo una ilusión que se ha robado el cambio climático, la inflación, la migración y los tiranos gobernantes que elegimos en medio de la impotencia por haber perdido el norte de nuestras vidas, el control de la existencia, y donde anida la anhedonia.
¿Cuándo los vehículos perdieron su color para uniformarse de grises? creíamos que ser adolescentes era uniformarse por rebeldía o identidad, con tenis y camiseta; y ahora ya no hay color en la ropa, colores negros, oscuros o neutros, como asistiendo a un funeral del deseo.
Se acabaron los tocados, tejidos, arreglos, maquillajes, todos, viejos, niños, adolescentes de tenis y camiseta. Ya no hay lujos ¿Cuántos almacenes y tiendas de lujo han desaparecido?
Se llevan a cine las viejas películas, es como si el deseo de crear e inmortalizar momentos para el arte, congelando en la plástica, también quisiera sepultarse.
Menos, es más, la coquetería es tildada de abuso sexual del macho, temido por muchas mujeres, ya no hay deseo de tener hijos, el lugar lo ocupó el perro o gato, que tiene como mascota del hogar, todos los privilegios maternales, que otrora se robaran los hijos; las grandes empresas que lo han entendido, y saben cómo se han ocupado estos vacíos, sagazmente brindan cuidados especializados a los nuevos dueños del hogar de las generaciones Z y Beta.
No queremos mirar las capitales con sus cinturones de pobreza, indigencia y el dolor que sentimos al contemplarlas tras unos pocos días de habitar el 2025.
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Estos grandes ricos, producto dela plutocracia no han podido controlar sus vidas, y ahora controlan la humanidad, mirarlos a ellos, la calidad de vida que llevan, es un termómetro para examinar que nos está pasando, y hacer algo antes que la desesperanza y manipulación se apropie de cada una de nuestras acciones.
Ahora más que nunca debemos humanizarnos, unirnos, mimarnos, hacer las paces con cada especie del planeta, cuidar sus especies vegetales y animales, hacerlas parte de nuestro plan de vida para regalarles la existencia en el planeta como nuestra mejor compañía; creo que esto nos lo enseña una orca acompañada de su manada con su segunda cría muerta, recorriendo desconsolada 17 días el lúgubre océano, donde el alimento y la contaminación ha perturbado sus vidas.
Adelante, ser fuertes para seguir transitando nuestros días, hasta que las fuerzas ya no nos permitan hacer más nada para cambiar este pedacito de tierra y universo que habitamos.
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