MI ENTENDIMIENTO
¡ Qué escaso y pobre,
es este entendimiento mío !
Cuando comparo lo que escribo,
con aquello que leo,
pareciera redactado
por un palurdo ilustrado.
Tan pobre es, que muchos
de los actuales poetas,
Me pierdo en el reducto adivinatorio
de sus poemas,
sus elipsis, sus discordantes referencias,
sus atrevimientos metafóricos,
sus contraposiciones sin sentido;
que hacen que me extravíe
y no encuentre el mensaje
de los vocablos selectamente escogidos.
Trato en mi exégesis de interpretarlos,
de sacar alguna conclusión significativa,
encontrar el mensaje, que sin duda,
portan sus discordantes lexemas,
recluido en el laberinto de las palabras,
que cual soldado en su trinchera,
se halla emboscado.
Con qué claridad entiendo:
a Garcilaso, San Juan de la Cruz,
Cervantes, Zorrilla o Esperonceda;
a Quevedo, Bécquer y Juan Ramón;
a Rubén Darío o Garcilaso de la Vega;
Benedetti o Machado,
Cernuda, Borges, o Neruda;
Miguel Hernández, o los Blas de Otero, y Panero...
Y a tantos como ahora, citar no necesito ni quiero,
y que en la memoria retengo.
Parecieran hablarme al oído,
cadenciosamente, amorosamente,
para entender lo que me van diciendo.
No sé si será mi torpeza,
o mi escaso entendimiento,
por lo que sus raros poemas,
ni comprendo ni entiendo.
La poesía, - a mi parecer -,
no debiera ser:
continúa yuxtaposición de conceptos
donde se pierda el lector más despierto
entre los grandes pasillos
del laberinto tejido con vocablos selectos,
sin encontrar el mensaje
que oculto llevan dentro;
como se ocultan en su mausoleo
a los dignatarios muertos.
La poesía- creo - debiera ser:
belleza, musicalidad y entendimiento;
que tanto llegue al corazón,
como al cerebro.
Nunca se registrará mi verso,
por simple y poco selecto,
por reducido y austero;
pues no supe encontrarle
indefinidas concordancias
que le dieren:
prestigio y sustento.
Siempre me conformé,
con ser al lector, comprensivo y cierto,
recibir de él su loa y aliento.
Fue mi deseo - y no miento -
que quien lea mis escritos,
no tenga que deshauciarlos
al cajón de los papeles viejos,
al baúl donde se muere
todo presente y recuerdo;
cual si fuera, inesperada visita,
llegada en mal momento.
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