Memorias de un asesino en serie
Aullidos de dolor que nunca fueron escuchados,
semanas en un sótano atado de pies y manos,
torturas en quirófano realiza un cirujano,
en su ocio experimenta el sístema nervioso humano.
Despiertos los mantiene,
hasta su muerte son esclavos,
extorsiona a JesuCristo y dice:
"Pásame tres clavos".
Filósofos profetas quedando tergiversados mientras con la fé están moldeando el pensamiento humano.
D
cuando ruegas por tu vida, tu diafragma haciendo un canto,
como veo palidecer tu piel y escribo mientras tanto,
Si esto no es lo que mereces, pero yo estoy disfrutando.
Otro día expectando justo el último suspiro de una víctima y la luz se me ilumina de un chasquido.
Yo esto no me lo permito, este dolor no lo permito...
Y al instante soy consciente del daño que he cometido.
Dios ha despertado la empatía en el organismo de un piscópata homicida:
"Tú perdónate a tí mismo".
Ni la peor de las heridas cometidas por mis manos se compara a esta tortura instrospectiva de alto grado.
Consuelo a las familias,
dando todo mi dinero,
en 10 sobres les envío,
junto de recuerdo un dedo,
la dirección exacta del lugar donde me hospedo,
muerto espera a la patrulla un cuerpo con la cuerda al cuello.
Conoce más del autor de "Memorias de un asesino en serie"