MEMORIA HISTÓRICA

Me olvidé de algo y ahora mismo
no sé de qué. ¡Ah, ya lo recuerdo!
Ahora se me olvida de nuevo,
no funciona el mecanismo.

Rememoro de cuando era niño,
en cambio no tengo ni idea
de lo que ocurre en mi cabeza
cuando el tiempo es mínimo.

L

e memoria se pierde en la lejanía,
recuperándose avanzada la existencia,
reescrita, ficcionada, ella me quería
pero yo la rechacé, ¿o fue, acaso, ella?

La memoria se moldea
al gusto, nos protege;
en ocasiones perrea
con nosotros y se divierte.

Su misión es el olvido
de la tragedia,
la parodia del ridículo,
que ella te quiera.

Es bálsamo sin par,
enmudece la indigna palabra,
se trata de recordar
únicamente la alabanza.

¡Qué tiempos aquéllos, eramos
felices, juventud hermosa!
¡De que manera danzábamos
con la década prodigiosa!

Al final, seremos memoria en la de otros,
temporalmente nos recordarán,
más tarde nos olvidarán,
como debe ser, en lucha por sus logros,
si bien apagándose su vehemencia
hablaran de nosotros,
nos convertiremos en referencia
en cuanto su memoria les convenza
de heroicidades y hechos anecdóticos.

Me olvidé de algo y ahora mismo
no sé de qué. ¡Ah, ya lo recuerdo!
Tenía que escribir en verso
una idea que se me había ocurrido
paseando por el descansillo.
¿O no era eso?