Me enamoré de ti

Me enamoré de tu mirada , me enamoré de tus imperfecciones, de tu elocuencia, de tu voz, de tus enojos, de tus miedos, de tu desorden, de tus miedos. Me enamoré de tu mundo, del niño que habita en tu mente y en tu cuerpo. Me enamoré de tus más sensibles momentos y los más coléricos. Me enamoré de tu dolor y también de tu alegría. Me enamoré de tu inimaginable manera de vivir la vida, de tus razones coherentes e incoherentes de pensar o sentir. Me enamoré del hombre frágil y del fuerte, el que escondes y el que reflejas. Me enamoré de tu escaces y tú abundancia, de todo lo que rodea tu diario vivir. De tus días de sol y los de lluvia, de tus mañanas y tus noches, de tu ambivalente sentir y de tu existir. Me enamoré, simplemente, me enamoré, sin exigirte amor , ni condiciones, sin pedirte o implorar que me ames por igual. Sin pedirte que te quedes o te vayas. Me enamoré sin dejar de ser , me enamoré sin aferrarme a ti, ni a tu mundo, por qué, no es obsesión, ni es locura , es amor de verdad , de ese amor que perdona, que florece y no te pertenece. Me enamoré, y no en la simplicidad de enamorarme, sino en la noble libertad de amarte, no abandonarte, seguir y no fingir, vivir y no morir por el rechazo o los sentimientos diferentes. Me enamoré, porque mí razón y corazón se enamoraron, pero no de ti, sino de tu alma.

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