Mariposa Bucal

Renazco cada vez,
Que el péndulo choca contra mis paredes,
Ladeándome cada amanecer,
Como un tronco por vuestras laderas,
Que aterriza en vuestras criadas,
(Pues vuestras manos, son mis dueñas),
Y mis dedos, soporte para mis huesos,
Y las arrugas no envejecidas,
Rasgos de una inocencia intransigente,
Pero la blancura de mi mente,

Tiñó la vuestra, de colores cerezos,
Pues cada rasgo morado de mi piel,
Se acerca a vuestras mentes,
Pues el gradiente de cada golpe,
Hace engrandecer vuestros dientes,
Pues cada uno quiere,
La parte perteneciente,
Que anda perdida,
En vuestros retazos olvidados,
Al arrancarme mis harapos,
Y me vuelvo, verde musgo,
Petrificado y en un milisegundo,
Desvanecido,
En el polvo de mi cuerpo,
Renaciendo cual mariposas,
Dentro de vuestros esófagos.