Manifiesto.
Estoy cansado de todo... de aquellas personas que te sonríen,
y les falta tiempo para clavarte un puñal.
Harto de la hipocresía por la que se rige hoy en día nuestra sociedad, de: ''que mal me caes'', pero subo fotos contigo a Instagram;
de: ''cuánto te quiero'' -pero al verse- ''quita, que ni la pantalla del móvil me dejas mirar''.
Sí, quizás me agote en lo que nos hemos convertido; quizás esté cansado de ver un amor romántico (tóxico); de ver a jóvenes perder sus derechos y que sigan sumergidos en el pozo del ‘’yo no sé’’ o ‘’yo no digo’’.
Me indigna la sociedad en la que vivimos, donde los trabajadores buscan ser otro asno mas del corral, a ser el propio granjero de su destino.
D
he aquí los escalones de nuestra sociedad cromañona, donde importa más tener billetes que una inteligencia abrumadora.
En el parlamento, gobernantes discuten a carcajadas sobre la situación del pueblo;
En las Iglesias, niños han de callar cuando el padre se sube la sotana, ya que eso es lo que espantará a Satanás.
En las calles, mendigos han de recibir palizas gratis, y pagar la indiferencia de los biandantes.
En las residencias, solitarios ancianos deben soplar las velas de su octogésimo cumpleaños, tomando la mano de celadores, repugnantes y asqueados.
Y en las casas, mientras niños pasan hambre, los televisores muestran más anuncios de comida basura; que les inflan lo ojos, pero no sacian el rugido de hambruna.
Entonces, no podemos hablar del ser humano; sí del ser pagano, del ser necio y derrumbado…
Quizás, sea hora de despertar, abrir los ojos, y ver que nosotros somos el enemigo; tanto de la madre naturaleza, como del mundo en el que vivimos.
Ya que, somos los muros que frente a nosotros construimos; somos nuestras excusas, mentiras y pensamientos negativos.
Llamo a toda persona, poeta y ser;
salid a la calle;
luchad con justicia, lealtad y honradez;
para así mejorar, de una vez, el lugar contaminado que nos ha visto crecer.
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