Los miserables
No es bonito que entre tanta calma
Algún que otro ser añore
La tempestad y las corrientes de aire
Traicioneras como ellas solas.
No es simpático para el oyente,
El amable oyente, leer entre líneas
Que se echa de menos
Alguna que otra derrota
La mayoría del tiempo latentes.
N
A los letristas, parece.
Y cuanto más hablan de tormenta
Con más cariño la imaginamos,
Le damos forma; tomamos su rumbo.
A los pensamientos que
Queden pendientes , cien mil pedestales
De cuarzo y camino ligero,
Llegar a alguna neófita conexión neuronal
Y expandirse.
No me va a gustar y a ti tampoco
Y más que por las prisas
es por los disgustos
Que provoca esta fiebre altiva de vida
Y espanto que veo y no puedo
Dejar ir.
No sé dejar estar en paz
y asumir con templanza la calma
Que el mundo ofrece
A todas horas
Mientras quepa la posibilidad
De asumir
La consecuencia
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